Los bancos y las instituciones que prestan dinero tienen muchísimo conocimiento acerca del ritmo del éxito de los negocios pequeños. Los banqueros son a menudo excesivamente cautelosos al hacer préstamos a negocios pequeños. Por esa misma razón, tiene sentido que estudien su acercamiento, aunque pueda mirarse desalentador en un primer vistazo.
1. El Ideal del Banquero
Los banqueros buscan un solicitante de préstamo ideal, quien típicamente llena estos requisitos:
- Para un negocio existente, un flujo de caja suficiente para hacer los pagos del préstamo.
- Para un negocio nuevo, un propietario que tenga un registro de antecedentes de rentabilidad poseyendo y operando el mismo tipo de negocio.
- Un propietario con un negocio sólido y bien planeado.
- Un propietario con reservas financieras y garantía personal suficiente para solucionar problemas y fluctuaciones inesperadas que afectan a todo negocio.
¿Porqué una persona así necesita un préstamo, tu preguntas? El o ella probablemente no, lo cual, por supuesto, es el punto. La gente que presta dinero está más cómoda con gente que se acerca a su candidato ideal que no necesita pedir dinero prestado. Sin embargo, para ellos mismo permanecer en el negocio, bancos y otros prestamistas deben prestar el dinero depositado donde ellos. Para hacer esto, ellos deben prestar al menos a algunas personas cuya solvencia es menos que perfecta.
2. Estar a la Altura del Ideal del Banquero
¿Quiénes son estos ordinarios mortales que se deslizan a través de las finas pantallas de aprobación de los banqueros? Y más aún, ¿cómo puedes tu calificar como uno de ellos? Tu trabajo es demostrar cuán similar es tu situación a la ideal del banquero.
Una buena apuesta es la persona que ha trabajado para, o preferiblemente manejado, un negocio próspero en el mismo campo del nuevo negocio propuesto. Por ejemplo, si has administrado productivamente una tienda de ropa para un propietario ausente por un año o dos, un prestamista podría creer que estás listo para hacerlo para ti mismo. Todo lo que necesitas es una buena ubicación, un plan de negocios sólido y un pequeño capital. Luego, ¡cuidado Neiman-Marcus!
Más allá del ideal del prestamista está la persona que tiene sólida experiencia administrando un tipo de negocio, pero que propone comenzar uno en un campo diferente. Digamos que administraste el más rentable puesto de hot-dogs en el complejo de ski de Squaw Valley y ahora quieres comercializar software de computación en Silicon Valley de California. A tu favor está tu experiencia administrando un negocio próspero. En el lado negativo está el hecho de que comercializar software de computación no tiene relación con la venta de hot-dogs. En esta situación, tu podrías ser capaz de conseguir un préstamo si contratas gente que recompense tu falta de experiencia. Por lo menos, necesitarías alguien con fuertes antecedentes en comercialización de software, así como también una persona con experiencia en el manejo de ventas al por menor y negocios de servicios. Naturalmente, las dos personas son más deseables si ellas tienen muchos años de próspera experiencia en el negocio de comercialización de software, preferiblemente en California.
3. Usa el Ideal del Banquero
Es útil usar el modelo del banquero en tu proceso de toma de decisiones. Usa una actitud escéptica como un contrapeso a tu optimismo para tener una visión balanceada de tus prospectos. ¿Qué es lo que te hace pensar que serás uno de la minoría de negocios pequeños que va a tener éxito? Si no tienes algunas respuestas específicas, tu estás en problemas. La mayoría de negocios nuevos fracasan, y la gran mayoría de sobrevivientes no prosperan realmente.
Muchas personas comienzan su propio negocio porque no pueden soportar el trabajar para otros. Ellos no tienen una alternativa. Tienen que ser ya sea jefes o pordioseros. Están más que dispuestos a intercambiar seguridad por la oportunidad de intentarlo. Alcanzan muchas de sus metas cuando dejan atrás su cheque. Esto está bien hasta cierto punto, pero en mi experiencia, la gente más exitosa de negocios pequeños tiene otras metas también.
Un pequeño distribuidor que conocemos tiene un negocio bien pensado y un plan de negocios sólido para el futuro. Todavía más, cree que su propio compromiso personal es la cosa más importante que tiene para el. Lo pone de esta manera: “Me rompo la espalda para responder a las promesas que les hago a mis clientes. Si un proveedor no funciona para mi, yo haré todavía todo lo que pueda para mantener mi promesa a mi cliente.” Esta clase de compromiso personal le permite a este propietario de un próspero negocio hacer ajustes a corto plazo para alcanzar sus metas a largo plazo. Y mientras sería una exageración decir que él paga este precio con mucho gusto, el sí lo paga.
Por Mike McKeever
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